El ninguneo al atletismo popular desde los entes federativos ha sido un error histórico que ahora comienza a pagarse o a no cobrarse. Entiendo el objetivo de la Española de beneficiarse de una actividad deportiva de «su» deporte. Pero comprendo igualmente a los organizadores que han torcido el ceño porque no quieren ser meros recaudadores gravando a sus clientes, los atletas, una cantidad dificílmente justificable.
La Federación Española ha querido imitar a otras federaciones que cobran a los practicantes de sus especialidades (triatlón, cicloturistas…). Existen diferentes formas de ingreso: la directa por inscripción o la obligatoria de una licencia anual. El atletismo ha llegado tarde a este movimiento popular. No lo vieron. Nadie. Error histórico. Como equivocación fue el desprecio de la Federación Guipuzcoana a resucitar y organizar la Behobia. Si hubieran aceptado habría sido la Federación más rica del país. Ahora ha rectificado con otros eventos y con iniciativas como la Txartela Popular. Pero la Española -y la IAAF- menospreciaron al asfalto y ciabogar ahora es complicado.
Quizás no falta razón desde Madrid al exigir una porción del ‘pastel running’. Sin embargo, ha entrado como un hipopótamo a un mundo que «no les necesita», que han vivido solito, que no tiene la cultura de ir bajo el paraguas de la federación, la que sea. En los últimos dos años los intentos de meter el dedo en lo popular han sido un fracaso. Con todo el respeto, creo que ha faltado cintura, mucha cocción en los fogones junto a los organizadores y una oferta atractiva que pudiera justificar ese cobro.
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